decana COIT

Marta Balenciaga Arrieta
Decana-presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación (COIT) y presidenta de la Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicación (AEIT).


La quinta generación de telefonía móvil o 5G no es un mero cambio tecnológico, sino que su poder transformador hace que tenga un impacto mucho mayor en nuestra vida diaria adaptándonos a la transformación digital de la sociedad. Cambios que nos irán moldeando y que tendrán efectos decisivos sobre la actividad económica.

En estos primeros pasos, que los operadores de telecomunicaciones están dando hacia esa transformación de las redes móviles, se están apoyando en las redes de tecnología 4G desplegadas en España. Es lo que denominamos soluciones “non stand alone”. No se trata todavía del despliegue de la nueva tecnología y del aprovechamiento de todas sus potencialidades (ancho de banda elevado, baja latencia,…) pero sí, de poner los cimientos que están sirviendo para probar y experimentar, estas soluciones y las nuevas “stand alone”, gracias a los proyectos financiados por la administración.

Estos casos de uso o aplicaciones, están asumiendo retos y desafíos tecnológicos absolutamente innovadores, nuevos diseños de antenas cada vez más integradas con el entorno urbano, la virtualización de las redes, el “edge computing”. En definitiva, todos los elementos que conforman las nuevas redes basadas en la 5G en las que, estamos conectando, además, sensores y máquinas que dan forma al llamado IoT (Internet de las cosas).

En estos días comenzamos ya a tener los primeros resultados y una pléyade de más de un centenar de casos de uso o aplicaciones que generarán actividad económica, resolverán problemas complejos, simplificarán procesos industriales, reducirán costes, aumentarán la eficacia de los sistemas, permitirán ser más respetuosos con el medio ambiente y aumentarán el bienestar social. Porque la tecnología 5G es una tecnología transversal.

Estos primeros casos de uso están poniendo de manifiesto que las comunicaciones móviles necesitan de un estándar global, de la cooperación de los agentes involucrados (más allá de los propios operadores de telecomunicaciones), lo que da sentido a esa transversalidad de la 5G y, por supuesto, a la necesidad de integrarla con las tecnologías habilitadoras digitales (un claro ejemplo es la Inteligencia Artificial).

Pero, en todo cambio tecnológico en el sector de las telecomunicaciones, hay cuestiones técnicas y regulatorias que hay que abordar siempre: el problema de la brecha digital (acceso a estas redes en zonas rurales) o el uso de un recurso escaso como el espectro y las condiciones para optar al mismo.

En los próximos días se celebrará la subasta del espectro liberado del segundo dividendo digital (la banda de 700 MHz) que permitirá mejorar las coberturas y ampliarlas, aunque no se obtenga el máximo aprovechamiento de esta tecnología que, sí se conseguirá, en bandas de frecuencias más altas (3,5 GHz) y por supuesto, en bandas milimétricas (26 GHz). En este proceso, la Administración tendrá que lograr que los beneficios de la 5G lleguen a todas las zonas de España para poder ofrecer una igualdad de oportunidades.

En la tecnología 5G, como en todo cambio tecnológico, se generan retos y oportunidades y una resistencia al cambio que provoca recelos o rechazos. Los profesionales, ingenieros de telecomunicación, tenemos que estar al servicio de la sociedad para trasladar seguridad y confianza en los cambios tecnológicos a la ciudadanía y a las empresas y, por supuesto, combatir la desinformación con datos veraces y fiables basados en la evidencia científica. Hay un reto por delante: ayudar a las empresas a implementar casos de uso que sean beneficiosos, en sentido amplio, para las organizaciones y que la ciudadanía contemple las estaciones base radio y sus antenas como los nuevos iconos del siglo XXI que se integran de forma respetuosa en el espacio urbano y en el medio rural.

Por otro lado, los aspectos de ciberseguridad y las cuestiones ligadas a la privacidad hacen necesario que estas infraestructuras tecnológicas (equipos, redes, aplicaciones,…) deban disponer de un adecuado nivel de cumplimiento del RGPD que facilite su despliegue y traslade seguridad y confianza a los ciudadanos.

Aspectos como la georreferenciación, y la conservación de información de geolocalización por los operadores, dado que las resoluciones que se alcanzarán con la tecnología 5G serán inferiores a un metro en tres dimensiones, suponen una amenaza a la privacidad que obligará a adaptar la normativa para establecer las garantías adecuadas.

Pero lo realmente determinante para la implantación de la tecnología 5G y su aceptación por la sociedad, lo que verdaderamente muestra su poder transformador es la implementación de casos de uso que precisen de todas las ventajas técnicas (mayor capacidad y ancho de banda, baja latencia,…….) que generará mejoras en la calidad de vida; en la aceleración de los procesos de innovación; en el aumento de la seguridad y reducción de accidentes de tráfico; en el replanteamiento de procesos en la fabricación de automóviles; en el perfeccionamiento de los procesos logísticos; en el avance en los sistemas de salud; en la democratización de las especialidades médicas en todos los rincones de la geografía; en la fabricación y ensamblaje de las enormes piezas de los buques; en la mejora de la eficiencia de los procesos industriales; en la seguridad y la vigilancia de los domicilios, en la retransmisión de todo tipo de eventos; en la gestión de las obras públicas; en la gestión del “diario urbano” aumentando la eficiencia en las ciudades; en la supervisión de las infraestructuras ferroviarias; en el cuidado del medio ambiente y en la prevención de desastres ecológicos y en la detección temprana de incendios forestales; etc.

Un proceso de transformación de nuestras vidas que para ser realidad debe superar la brecha digital, aunando esfuerzos entre la administración y los agentes económicos para dotar de cobertura a las zonas del entorno rural.

Además, debemos ser capaces de definir nuevos modelos de negocio basados en la provisión de servicios y no tanto en el consumo de datos. Hemos de ser capaces de mejorar los mecanismos de coordinación entre administraciones (general del estado, autonómica y local) con grandes dosis de formación, de información y buenas prácticas y de consenso, sin olvidar, como se ha citado anteriormente, la necesidad de suministrar a los ciudadanos información veraz, basada en la evidencia científica, para evitar situaciones de percepción distorsionada del riesgo en lo referente a las radiofrecuencias y la salud de las personas.