
Víctor Jiménez Ramos
CTO IP de HUAWEI
Desde hace años ha resultado evidente que la transformación digital ha dejado de ser una opción, para convertirse en una necesidad estratégica para las empresas y organizaciones. De la misma manera, resulta bastante evidente que este proceso no es posible realizarlo de manera endógena, ni siquiera en empresas que se dedican en exclusiva al sector de las ICT. Es obligatorio crear un ecosistema de cooperación tecnológica que promueva la innovación, la colaboración y el desarrollo sostenible.
Es obligatorio crear un ecosistema de cooperación tecnológica que promueva la innovación, la colaboración y el desarrollo sostenible.
De igual manera, resulta evidente que la transformación digital no se limita a la utilización de nuevas tecnologías TIC, sino que también implica la adecuada integración de tecnología en todas las áreas de una organización para mejorar su eficiencia, procesos y oferta de valor. El objetivo es crear una sinergia que amplifique el impacto de las tecnologías utilizadas y acelere los objetivos establecidos para el proceso de transformación digital. Si bien como concepto, todo esto suena muy atractivo y de sentido común; llevarlo a cabo, es en sí mismo un reto importante.
El objetivo es crear una sinergia que amplifique el impacto de las tecnologías utilizadas y acelere los objetivos establecidos para el proceso de transformación digital.
A grandes rasgos, podemos destacar 3 ejes que van a definir el rumbo de la transformación digital de una organización.
Usuarios/Clientes
Este es seguramente el eje más importante, ya que define la razón misma de la empresa u organización, lo que se denomina el core de negocio.
En este aspecto es importante que exista en primer lugar una alineación con la naturaleza propia de la relación que tiene la organización con los usuarios o clientes a los que proporciona bienes o servicios.
¿Quiénes son tus clientes/usuarios?
No es lo mismo ser una administración pública, que da servicio al ciudadano; que una empresa que proporciona servicios B2B en un sector especializado; o una empresa de retail que vende bienes a clientes particulares. La manera en la que el cliente entra en contacto o la frecuencia de la relación determinan que tecnologías son las apropiadas o indispensables para mantener los servicios o para innovar en una mejora de esta experiencia.
Aunque parezca de primero de negocios, muchas organizaciones fallan en la evaluación de la tecnología, al no centrarse en aquello que realmente es útil para sus clientes. Interfaces desfasadas o inaccesibles (muy innovadoras o muy clásicas); requisitos de ciberseguridad poco funcionales (muy restrictivos o poco seguros) o simplemente la curva de aprendizaje relacionada a la aplicación de una determinada tecnología.
Muchas organizaciones fallan en la evaluación de la tecnología, al no centrarse en aquello que realmente es útil para sus clientes.
Un ejemplo bastante sencillo, es el reducido éxito que han tenido determinados modelos de autoservicio en muchas áreas, debido a que los usuarios prefieren seguir tratando con un agente humano que le aclare cualquier tipo de duda. La tecnología para hacer las cosas de forma más eficiente ya está disponible, pero no termina de ser asimilado por el cliente y causa el efecto contrario de perdida en la calidad de la experiencia.
Organización Interna
En muchos aspectos, este puede ser el eje más complicado de resolver, ya que una virtud de la tecnología es que los avances se dan de manera cada vez más acelerada y con un nivel de convergencia cada vez mayor.
Un ejemplo es la IA. Este desarrollo tecnológico viene precedido por el rápido desarrollo de los servicios Cloud, Big Data, IoT, mejores redes de comunicación, ciberseguridad, etc.
Pero las organizaciones “humanas” suelen funcionar a otro ritmo. La incorporación de la IA (por ejemplo) significa que múltiples departamentos se pongan de acuerdo, ajusten presupuestos y se definan nuevas jerarquías. Muchas veces estos cambios tan elásticos no cuadran bien con la naturaleza misma del negocio u organización.
Muchas veces estos cambios tan elásticos no cuadran bien con la naturaleza misma del negocio u organización.
Es evidente que las organizaciones deben adaptarse a los nuevos tiempos para sobrevivir, pero también se corre el riesgo de terminar adaptando el negocio a la tecnología, en lugar del objetivo primario, que es justo el contrario.
Hay que tomar en cuenta los siguientes factores:
- La infraestructura tecnológica debe ser (en la mayoría de los casos) interoperable y escalable para adaptarse a los sistemas ya existentes.
- La transformación digital requiere talento capacitado. Es importante invertir en programas de formación y educación continua para garantizar que los empleados estén preparados para trabajar con las tecnologías emergentes.
- Fomentar una mentalidad abierta al cambio y la experimentación. Las empresas deben estar dispuestas a probar nuevas ideas, incluso si algunas de ellas fracasan. La innovación es un proceso continuo, y un ecosistema colaborativo puede crear un entorno seguro para arriesgarse.
Proveedores/Partners
Este eje está constituido por aquellos agentes externos que facilitan o participan en el proceso de transformación digital, bien sea porque es un proveedor de tecnología, un proveedor de servicios de negocio o algún otro tipo de entidad colaboradora (ejemplo, una universidad). Aquí también hay que considerar la posible colaboración dentro de un mismo sector (ejemplo, intercambio de información entre administraciones públicas). En este apartado quizás haya que incluir también aquellas regulaciones o políticas gubernamentales que impactan en la aplicación y uso de la tecnología.
En un nivel muy básico, pero crítico, está la necesidad de establecer o mantener relaciones comerciales con el fin de tener acceso a las herramientas tecnológicas en sí mismas. Suministradores e integradores de hardware, software, cloud, comunicaciones, etc.
Si bien esta relación con los proveedores de tecnología puede ser de índole puntual y transaccional, lo preferible, en la mayoría de los casos, es crear estrategias de colaboración a medio y largo plazo. Esto es beneficioso porque permite que se desarrollen planes de incorporación de tecnología mejor adaptados al negocio y a la organización interna, lo que se debería traducir en una optimización de los planes de transformación digital. Sin embargo, hay que mantener un equilibrio entre una relación estable que fomente el desarrollo tecnológico y una dependencia excesiva, que ponga en peligro la continuidad misma del negocio.
Hay que mantener un equilibrio entre una relación estable que fomente el desarrollo tecnológico y una dependencia excesiva, que ponga en peligro la continuidad misma del negocio.
Un aspecto muy importante también de la colaboración con los proveedores, es la adquisición de conocimientos, sobre el estado del arte. Limitar las fuentes de información a un circulo muy cerrado, puede llevar a las empresas a una toma de decisiones más beneficiosa para sus proveedores que para sus negocio u organización. Las redes de colaboración entre empresas, startups, universidades y otros actores, permiten compartir ideas, proyectos y soluciones. Las asociaciones estratégicas son clave para resolver problemas comunes y desarrollar tecnologías innovadoras.
Conclusiones
La creación de un ecosistema de cooperación tecnológica es una estrategia transformadora que va más allá de adoptar nuevas herramientas. Se trata de construir un entorno donde la colaboración y la innovación sean los pilares fundamentales. En este viaje hacia la transformación digital, las empresas y organizaciones tienen la oportunidad de desarrollar soluciones que impacten positivamente en la sociedad y en el futuro de la economía.
El impacto de un ecosistema tecnológico es amplio y significativo:
- Mayor Competitividad
- Innovación Acelerada
- Reducción de Costos
- Sostenibilidad
En última instancia, hay que recordar que el objetivo final de la transformación digital es mantener un nivel de competitividad en los servicios que siga justificando la existencia de la organización, a través de la tecnología. Por ello el ecosistema tecnológico debe mantenerse siempre como un proceso dinámico.
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