La tecnología ha dejado de ser una herramienta para convertirse en un eje estratégico que define el poder de las naciones. La inteligencia artificial (IA), la computación cuántica y las energías renovables están transformando la economía, la seguridad y el tejido social global. En este contexto, España se encuentra en una posición singular: como parte de la Unión Europea (UE), comparte un compromiso colectivo con valores como la equidad, la inclusividad y la sostenibilidad, pero también enfrenta retos propios que exigen respuestas locales.La soberanía tecnológica trasciende la mera capacidad de utilizar herramientas avanzadas; se fundamenta en el control sobre los datos, las infraestructuras digitales y la capacidad para desarrollar innovaciones propias. En un escenario global dominado por gigantes tecnológicos, principalmente de Estados Unidos y China, garantizar esta autonomía es esencial para proteger los intereses nacionales y europeos. España tiene un potencial significativo para destacar, aunque no exento de desafíos.
El liderazgo de España en energías renovables es un ejemplo notable de cómo la innovación puede alinearse con la sostenibilidad. Con décadas de experiencia en energía solar y eólica, el país se ha posicionado como un referente en la transición energética. Sin embargo, en sectores como la inteligencia artificial (IA), el panorama presenta mayores complejidades. Aunque iniciativas como el Reglamento de IA y GAIA-X son avances relevantes en Europa, España debe redoblar esfuerzos para superar barreras estructurales que limitan su competitividad.
Inversión, colaboración y gestión del talento
Uno de los principales desafíos que enfrenta España es la insuficiente inversión en investigación y desarrollo (I+D), que actualmente representa solo el 1,4 % del PIB, muy por debajo del promedio europeo del 2,2 %. Este déficit no solo limita la capacidad de innovación del país, sino que también reduce su atractivo como destino para talento altamente cualificado. La llamada «fuga de cerebros» refleja esta realidad, con numerosos profesionales especializados en áreas clave como la inteligencia artificial y la ciberseguridad buscando mejores oportunidades en mercados más competitivos. Para revertir esta tendencia y consolidar su posición en el escenario global, España debe aumentar de forma sostenida su inversión en I+D, incentivando la creación de ecosistemas tecnológicos robustos que impulsen tanto la innovación como la atracción de capital humano.
La colaboración público-privada es otro pilar esencial en este esfuerzo. Potenciar alianzas entre empresas, instituciones educativas y administraciones públicas puede acelerar el desarrollo de soluciones innovadoras, garantizar una mejor transferencia de conocimiento y fomentar el crecimiento de startups tecnológicas. Estas sinergias no solo incrementan la competitividad, sino que también refuerzan la capacidad del país para retener y atraer talento.
El talento, precisamente, debe estar en el centro de esta transformación. Es fundamental implementar programas educativos alineados con las demandas del mercado, especialmente en áreas emergentes como la IA y la ciberseguridad. Además, se requieren incentivos fiscales y laborales que posicionen a España como un destino atractivo para profesionales internacionales. Sin una base sólida de capital humano, cualquier inversión en infraestructuras o normativas quedará incompleta y perderá efectividad en el largo plazo.
Estrategia y visión a largo plazo
La soberanía tecnológica no es un objetivo alcanzable de manera inmediata; requiere planificación estratégica, recursos constantes y un compromiso decidido con los valores que definen a Europa. La ética, la sostenibilidad y la transparencia no son solo principios orientadores, sino también ventajas competitivas en un mundo que busca soluciones tecnológicas responsables. Regular con visión y adaptarse al ritmo de la innovación permitirá a España mantenerse relevante y fomentar la confianza tanto en el mercado interno como en el internacional, y demostrar que el progreso no necesita comprometer los valores fundamentales.
Leonor Torres Moreno, Presidenta de ASTIC; miembro del Grupo IA de AUTELSI.
Deja tu comentario