Primero fue el mundo IT, al conectarlo a internet lo volvimos vulnerable y susceptible de ser hackeado, después conectamos el OT, las fábricas, los cajeros, hace unos años también el IoT, y ahora …, a nosotros mismos, hace unos meses nos anunciaban que se había implantado con éxito un chip cerebral que permitirá entre otras muchas cosas, controlar el teléfono o el ordenador, y a través de ellos casi cualquier dispositivo, con sólo pensar… es lo que se denomina la tercera generación de Internet de los cuerpos IoB, dispositivos fusionados con el cuerpo (la primera generación son dispositivos externos al cuerpo y la segunda dispositivos internos al cuerpo).
Es cierto que llevamos años incorporando diferentes dispositivos en nuestro cuerpo, estamos hablando de marcapasos, implantes cocleares ( estimulación directa del nervio auditivo), neuro estimuladores ( para tratar la epilepsia o el dolor crónico mediante estimulación directa de áreas del cerebro o nervios periféricos), monitores de glucosa implantables, implantes retinales oculares ( restauran parcialmente la visión al estimular la retina con señales eléctricas), chips RFID subcutáneos( dispositivos de identificación por radiofrecuencia), prótesis neuro controladas, sensores de presión (utilizados para monitorizar la presión intracraneal), biomarcadores implantables ( detectan y monitorizan biomarcadores específicos en el cuerpo para proporcionar información sobre la salud en general), pero los últimos anuncios como el de neura link van un poco más allá…, conectamos nuestro propio cerebro, ¿¿¿somos un terminal más conectado en la red???, ¿¿¿expuestos como cualquier dispositivo a ser hackeado???
La recopilación constante sobre datos biométricos y de salud plantea preocupaciones sobre la privacidad individual
La recopilación constante sobre datos biométricos y de salud que permiten estos dispositivos, plantea preocupaciones sobre la privacidad individual, incorpora nuevas vulnerabilidades, los dispositivos implantables pueden ser susceptibles a ataques cibernéticos comprometiendo la integridad y confidencialidad de los datos médicos, incluso poniendo en riesgo la salud del individuo con nuevas infecciones y manipulaciones, mantener estos dispositivos seguros a lo largo del tiempo mediante actualizaciones representa un desafío técnico todavía no resuelto, existe una falta de estándares universales comunes que dificultan la interoperabilidad y la adopción masiva, no se integran de manera segura y eficiente con el sistema biológico sin causar efectos secundarios.
Por otro lado , está todavía pendiente de analizar la aceptación de estas tecnologías por parte de la población y como afecta a la percepción de la identidad y la autonomía individual, así como impacto en la autoestima, la presión por conformarse a estándares de belleza o rendimiento pueden crear una cultura de inseguridad y disconformidad con el cuerpo natural , así como a la intensificación de las desigualdades creando brechas entre aquellos que tengan o no acceso a las mismas, como impactarán en las relaciones interpersonales es otra incógnita, además la dependencia excesiva de estos dispositivos podría afectar gravemente a la capacidad del cuerpo para funcionar de forma natural, y la obsolescencia tecnológica podría dejar a las personas en situaciones de riesgo si los dispositivos fallan o se vuelven incompatibles con las nuevas tecnologías.
Todo aquello que esté conectado a la red, o tenga un sistema inalámbrico es susceptible de ser hackeado.
En resumen, todo aquello que esté conectado a la red, o tenga un sistema inalámbrico es susceptible de ser hackeado, así que para no renunciar a los beneficios que seguro nos traerá el “cuerpo conectado” Internet de los cuerpos IoB (para miles de personas parapléjicas, con ELA, pérdida de visión, afasia,…sin duda será una gran oportunidad) y prevenir y evitar la gran tentación que casi seguro supondrá el intentar acceder a la información de nuestra salud incluso puede que directamente a nuestros pensamientos y manipularlos, para evitar ese “hackeo extremo“ pongamos a disposición de estos nuevos usos, todo lo aprendido sobre seguridad, tanto desde el punto de vista técnico como normativo y regulatorio, y no volvamos a cometer el error, de hacer despliegues masivos, de tecnologías inmaduras desde el punto de vista de la ciberseguridad, nos va mucho en ello, ¡en este caso la salud y hasta la vida!
María Gutiérrez Puente, Gerente GRC en NTTDATA y miembro del Grupo de Telecomunicaciones de AUTELSI
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