Leandro Pérez Manzanera , presidente de AUTELSI responde a los temas de actualidad de2022

Nos complace compartir en Autelsinsights la amplia e interesante entrevista publicada en el Anuario Computing España2022, donde Leandro Pérez Manzanera, Presidente de AUTELSI nos habla de todos los temas de actualidad para este 2022. 

«Mi dogma es la flexibilidad y la componibilidad»

¿Cómo se está comportando el sector y qué espera para este 2022?

A nivel mundial, el desembolso en TIC en 2020 sufrió un estancamiento, como todos los sectores; en 2021, en cambio, las tecnologías crecieron por encima del 8%, según analistas como Gartner e IDC, fundamentalmente en mejoras del puesto de trabajo, para soportar el teletrabajo, y en infraestructuras y aplicaciones para soportar el trabajo en equipo. Para 2022 las expectativas son que sigan aumentando, pero en menor medida, en torno al 5%. Por lo tanto, el reto tras ese esfuerzo de 2021 es cómo sacar partido a esas inversiones, desde el punto de vista empresarial no puede ser otro que conseguir más eficiencia, más rentabilidad, más clientes y más productividad. Desde el lado del sector público, el objetivo será medir cómo las inversiones públicas ofrecen una mayor calidad de vida de los ciudadanos.

¿Cómo van a ayudar los Fondos Europeos?

De los 70.000 millones de euros para toda España (la I+D+I y la digitalización recibirán 5.419 millones -la inversión del Gobierno será de 6.941 millones-), es importante que no ocurra lo que pasó con la crisis financiera de 2008, que se ponga en marcha otro ‘Plan E’, donde se gastó mucho dinero sin ningún objetivo claro de mejora. La buena noticia es la llegada de unos Fondos que ayudarán a la transformación digital del país, pero hay que dirigirlos a la Dirección de Sistemas, con objetivos e indicadores medibles que determinen qué aplicaciones e infraestructuras se necesitan. Cuando el vector sea la empresa, el objetivo será mejorar el empleo y su salud económica. En el ámbito público, la meta debe ser mejorar la calidad de vida del ciudadano. Los Fondos son una buena iniciativa, pero deben gastarse con sentido; es importante tenerlos, pero también saber para qué.

¿Cuál debe ser la agenda de las organizaciones desde el punto de vista TIC?

Un aspecto que sigue encima de la mesa es la seguridad, y no se mejora. Está claro que sigue siendo la prioridad número uno. El problema es muy serio y las organizaciones se han dado cuenta de que es vital, pero los malos siempre van por delante.
Como segundo punto, la pandemia que llegó en 2020 ha cambiado totalmente el escenario, en 2022, el panorama ya no va a ser el que era. Hemos visto que algo externo cambia las reglas del juego y la salud de las empresas, por ello y para hacer frente a lo que pueda pasar, los directores de Sistemas tienen que contar con unos sistemas, infraestructuras y arquitecturas tremendamente flexibles y ágiles para responder a los entornos de incertidumbre.

¿Dónde debe apuntar esta agilidad y flexibilidad?

Se habla de tener arquitecturas y sistemas componibles. Se habla de componibilidad, que es preocuparte en tu empresa y en las Administraciones Públicas de tener unos sistemas fáciles para acceder a cualquier aplicación, infraestructura y servicio de la red. Y esa capa de acceso universal tiene que estar muy buen construida para llegar a aplicaciones in house y de la nube de diferentes compañías, así como a los sistemas de mi socio y de mi cliente. No estoy de acuerdo con esas entidades que cierran un acuerdo con un gran proveedor cloud que lo da todo; creo que es más inteligente contar con una capa que permita acceder a lo mejor de Microsoft, de AWS, de Google… a, como se dice en inglés, ‘the best of the breed’, lo mejor de cada raza.

¿Todo eso casarlo con infraestructura propia?

Puede haber cosas que no convenga eliminar, como una aplicación en local que interese, y ¿por qué prescindir de esto? Hay que ser lo menos dogmático que nunca. El dogma es la flexibilidad, el acceso a lo mejor que vaya habiendo y estar preparado para abordar cualquier contingencia de la empresa. Mi dogma es la flexibilidad y la componibilidad.

¿En qué lugar queda el talento de la empresa?

Es cierto que hay que tener un capital humano muy preparado, porque si vivimos en un dogma, es fácil y sencillo educar a la gente en el dogma. En cambio, si estamos en un mundo sin dogmas, donde se producen acontecimientos inesperados, no hay seguridad, por ello, tener gente preparada para que responda desde el punto de vista de las TIC a escenarios tan cambiantes es más complejo, y no existen esos perfiles. Por lo tanto, hay un reto tremendo, que pasa por tener profesionales más cualificados a medida que se necesita más flexibilidad.

¿Qué escenario vislumbra entonces?

Sigo pensando que la universidad sigue viviendo en su mundo. Cualquier profesional tremendamente experto no puede tener una plaza en una universidad, solo dar conferencias, no puede ser profesor. Y muchas personas que hacen su carrera en el entorno universitario, ahí acaban, y hay que permeabilizar eso. Por otro lado, lo que no puede ser es que las empresas dependan exclusivamente del talento de las multinacionales, aquí no tenemos escala para desarrollar la mayor aplicación de inteligencia artificial del mundo, pero sí debemos tener talento para saber gestionarla. Pero tampoco consiste en tener los mejores especialistas, sobre todo en un mundo globalizado, podemos ser inteligentes, contando con capital humano que se aproveche mediante esa componibilidad y flexibilidad. ¿La Dirección está concienciada de que hay que invertir ya en tecnología? Hay dos factores que hace que estén más concienciados. Por el lado de la gran empresa, teniendo en cuenta la llegada de los Fondos Europeos, se ha producido una ola que implica la creación de departamentos de Transformación Digital, de Digitalización, y los directivos se apuntan al carro. Esa figura de transformador digital ha caído fuera del ámbito del CIO, no pasa nada por ello, siempre y cuando haya una relación estrecha entre ambos y no se deje de lado el conocimiento que aporta el CIO. Y, por otro lado, hay que considerar que las nuevas generaciones de directivos ya han vivido la relevancia que tienen las tecnologías, son muy buenos usuarios, y saben que su organización mejora desde el punto de vista de eficiencia de procesos, rentabilidad, consecución de objetivos e innovación apoyándose en las TIC