A estas alturas no creo que haya nadie que no haya oído hablar de IoT o que no sepa a qué se refiere este término. Aún así, y en pocas palabras para que se entienda fácilmente, el Internet de las Cosas, IoT por sus siglas en inglés, consiste en una red de dispositivos que se pueden comunicar entre sí a través de sensores conectados para recopilar datos que pueden ser útiles a la hora de tomar decisiones en muchos ámbitos organizativos. Debido a las oportunidades que ofrece, se habla ya de más de 30.000 millones de dispositivos conectados a la red que interactúan sin intervención humana.

Precisamente la capacidad para recoger datos en tiempo real y mejorar procesos y operativas ha llevado a la expansión de equipos conectados en toda clase de infraestructuras, maquinaria, edificios, plantas de energía, de distribución de agua y un largo etcétera. Además, con la información recopilada no sólo se pueden tomar mejores decisiones técnicas y de negocio, sino que, además, se pueden realizar análisis para comprender patrones de comportamiento e, incluso, predecir resultados.

Del IoT al IIoT

Pero como todo en tecnología, el IoT ha evolucionado muy rápido y ya hablamos de IIoT, una subcategoría del Internet de las Cosas que se refiere básicamente a la aplicación de las tecnologías relacionadas con el IoT en entornos industriales (de ahí la I adicional) y, con más precisión, en el ámbito de la fabricación.

El Internet Industrial de las Cosas (IIoT) comprende el conjunto de sensores y dispositivos autónomos conectados a través de Internet a aplicaciones industriales. El objetivo de esta aplicación es aportar a las empresas importantes ventajas para impulsar su negocio, pues favorece la innovación de productos y, por tanto, facilita nuevas oportunidades comerciales. Con el IIoT se incrementa la visibilidad de cada elemento industrial conectado -uso del agua, dónde y por qué se producen picos de electricidad…-, con lo que la toma de decisiones se realiza de manera más y mejor informada. Esto permite reducir el coste de los activos durante el ciclo de vida, aumentar la productividad y mejorar la eficiencia, por ejemplo ajustando de forma automática siguiendo ciertos parámetros cualquier equipo para optimizar su funcionamiento.

En resumen, mientras que los dispositivos IoT están más enfocados a entornos de usuario final o consumo, el IIoT se centra en aumentar la eficiencia y seguridad de los entornos industriales y centros de producción. Si, además, coordinamos las tecnologías IIoT con otros avances como Big Data, Inteligencia Artificial, Gemelos Digitales, identificación por radiofrecuencia (RFID), drones, Machine Learning o dispositivos de registro electrónico (ELD), las posibilidades se convierten en infinitas.

Si entramos al detalle, el funcionamiento de los sistemas IIoT se basa en una estructura por capas que incluye desde lo más visible o tangible, que son los dispositivos -sensores, maquinas, GPS, entre otros-, hasta el Edge Computing, pasando por la red que aporta la capa de conectividad entre estos dispositivos o sistemas cloud. Por encima de esto, se sitúan las aplicaciones concretas de análisis y, finalmente, una interfaz desde la que se gestiona la información. Y cuando pensamos en una interfaz, no necesariamente tiene que ser un PC… pueden ser también dispositivos avanzados como, por ejemplo, unas gafas de Realidad Virtual o Aumentada u otros wearables.

Casos reales aplicación IIoT

Algunos ejemplos de aplicación real de IIoT pueden ser:

  • En logística y distribución, se está utilizando con productos que incorporan sensores que aportan datos en tiempo real sobre ubicación, condición de entorno, temperatura, integridad. Por ejemplo, en el transporte de vacunas.
  • En seguridad, mediante el uso de dispositivos wearables, como gafas o guantes, se está aprovechando el IIoT para la toma de datos del usuario con el objetivo de reducir la posibilidad de accidentes. El factor humano continúa siendo imprescindible en muchas tareas, pero las herramientas que utilizan los profesionales se pueden conectar al sistema para ahorrar tiempo y evitar errores.
  • Para vehículos autónomos, una de las áreas de mayor crecimiento aunque aún en fase de desarrollo, se usa IIoT ya para el transporte de componentes dentro de los recintos industriales mediante elementos de transporte capaces de moverse de un lado a otro de la fábrica detectando obstáculos.
  • También se está utilizando ya IIoT para la optimización del rendimiento de maquinaria, de forma que se reduce la inactividad con la consiguiente pérdida económica. También se aprovecha para predecir posibles averías antes de que estas sucedan ahorrando de nuevo tiempo y dinero.
  • En uno de los aspectos más importantes para la vida, en la industria sanitaria, el IIoT se convierte en IoMT, o Internet de las Cosas Médicas. Ya se encuentra bastante extendido el uso de dispositivos que monitorizan a pacientes de forma remota notificando a los centros de salud u hospitales en cuanto se produzca un cambio de estado del paciente. Además, mediante el uso de otras tecnologías innovadoras, como Inteligencia Artificial, se podría efectuar el diagnóstico del paciente, ayudando a los médicos a centrarse en asuntos de mayor gravedad o simplemente para mejorar la calidad de atención o para dedicar más tiempo a los pacientes que lo necesiten.
  • En el ámbito puro de la producción, se usa IIoT integrando inteligencia en las máquinas y sistemas de producción para conseguir la «fábrica conectada», de modo que todos los datos e información sean accesibles desde un mismo lugar y facilitando así una visión global de las instalaciones.

En definitiva, aunque el IIoT tiene aún mucho camino que recorrer, son ya cuantiosas las aplicaciones reales que encontramos. De hecho, según las estimaciones de los expertos y consultoras especializadas, el Internet Industrial de las Cosas va a impactar en diferentes industrias que en su conjunto suponen más del 60 % del PIB en los países del G20. Sectores como los de la energía, la alimentación o las manufacturas son algunos de las más visibles, pero desde luego no las únicas.

El Internet Industrial de las Cosas, unido al desarrollo del 5G, será pieza clave en lo que muchos analistas ya han denominado como la Cuarta Revolución Industrial, pero para que se lleve a su máxima expresión las empresas tienen que avanzar y actualizar sus infraestructuras para estar preparadas y poder aprovechar todo el potencial, no sólo para la industria sino también para el bienestar de la sociedad.

Jose Ramón Travé Bernabéu, Director Comercial area Telco Unisys  y miembro del Grupo Internacional de Autelsi.