Iván Menéndez
Director general de Nutanix Iberia


La irrupción de la COVID-19 ha cambiado radicalmente el contexto económico y social en todo el mundo y, por ello, es más importante que nunca animar a las empresas a acometer la necesaria transformación digital.

En este sentido, la tecnología es hoy, cada vez más, una cuestión de negocio y las empresas empiezan a valorar otras cuestiones más allá del ahorro de costes, que hasta ahora había sido el principal factor a tener en cuenta para adoptar una nueva solución tecnológica. En este nuevo escenario, estamos observando un cambio de tendencia, ya que las organizaciones han empezado a considerar la tecnología como una cuestión más estratégica, valorando otros aspectos como los de la flexibilidad, el aumento de la agilidad en las gestiones diarias o la obtención de un mayor control de los recursos de TI. De hecho, ya es habitual ver como es el propio CEO el que directamente solicita poner en marcha un proyecto de transformación digital para que su plantilla no se quede de brazos cruzados en casa.

Entre las grandes tendencias tecnológicas que están apareciendo y marcando el desarrollo de nuestra sociedad, se encuentran la inteligencia artificial (AI), la ciberseguridad, las redes 5G, el blockchain, la realidad aumentada y, sin ninguna duda, la nube híbrida, que está provocando muchos de los cambios que se están produciendo.

Estoy convencido de que 2021 será el año en el que seremos testigos del definitivo despegue de la nube híbrida. De hecho, nuestro último estudio Enterprise Cloud Index 2020 ya señalaba que un 47% de las empresas españolas implementará modelos de nube híbrida o multicloud en los próximos cinco años debido a la pandemia. Esto hará que la penetración de los centros de datos tradicionales se desplome desde el 18% actual hasta apenas el 1% en los próximos cinco años.

La razón de esta creciente apuesta por la nube híbrida hay que buscarla en la necesidad de las empresas de conseguir los mejores resultados comerciales de forma rápida, sencilla y, lo que es crucial hoy en día, sin las limitaciones de un modelo tecnológico concreto.

Es decir, las empresas quieren ejecutar sus cargas de trabajo en la infraestructura que mejor les convenga en cada momento, ya sea para mejorar la seguridad, incorporar rápidamente nuevas aplicaciones o desembarcar en nuevos mercados con diferentes normativas. Necesitan la capacidad de desplazar sus cargas de trabajo de manera dinámica, basándose no solo en los costes, sino también en los plazos de comercialización, los picos de demanda y otras variables. El ejemplo más claro lo tenemos en todos aquellos negocios que tienen que disponer de una infraestructura tecnológica capaz de ampliar su capacidad durante campañas promocionales o grandes eventos (para dar respuesta al aumento de la demanda), y replegarse para reducir gastos operativos durante un día festivo.

Por eso, cada vez se hace más evidente que la mejora de los resultados de negocio solo puede lograrse plenamente mediante una migración a la nube híbrida, trabajando con infraestructuras mixtas, de nubes privadas y públicas, que dispongan de una seguridad uniforme para todas las plataformas y que permitan mover las aplicaciones fácilmente entre los distintos tipos de nube.

Y esta situación no es exclusiva de la empresa privada, ni mucho menos. De hecho, el sector público va a necesitar apostar por esta tecnología más que nunca para atender las nuevas necesidades de los ciudadanos en un entorno económico que se prevé complicado. Gracias a ella, la Administración podrá perfeccionar el funcionamiento de las infraestructuras y optimizar los recursos dedicados a mejorar los servicios públicos: desde la gestión de la tributación de impuestos, a su devolución, la gestión de los IBIs, la actualización de las listas de espera hospitalaria o la publicación de resultados de oposiciones. Incluso, desde un punto de vista de gestión interna, esta tecnología va a permitir también a las administraciones públicas ofrecer “despachos virtuales” a decenas de miles de funcionarios que requieran tener acceso a sus despachos e información estén donde estén.

En definitiva, si hay un pilar clave sobre el que se va a sustentar la transformación digital de nuestras empresas e instituciones públicas, ese será el protagonizado por lo que nosotros denominamos las nuevas «infraestructuras digitales inteligentes”. Estas tecnologías ofrecen flexibilidad y escalabilidad en las soluciones, en un innovador modelo tecnológico y operativo de nube híbrida bajo subscripción, donde solo hay que pagar por lo que se necesita, y que es capaz además de sacar el máximo partido a los datos para aprovechar el valor de la información en tiempo real.

Y es que el tema de los datos será también un elemento fundamental a tener en cuenta. Todos somos conscientes de que la correcta toma de decisiones empresariales exige tener la capacidad de analizar cualquier dato en relación con todos los demás. Esta norma se aplica en todos los ámbitos, desde el consumidor individual hasta el director regional de una multinacional que debe tomar una decisión importante. Y uno de los principales retos a los que se enfrentan las empresas es ver que el volumen de información se duplica cada año y que disponer de los medios de almacenamiento necesarios puede llegar a ser algo cada vez más complejo. Por todo ello, optar por una Base de Datos como Servicio (DBaaS) en un entorno de nube híbrida será la mejor opción, ya que esta tecnología ofrece la flexibilidad necesaria para gestionar los datos y modificar las búsquedas de forma instantánea. Además, al estar basada en la nube, el uso de DBaaS no exige a una empresa tener la experiencia necesaria en su propia plantilla esperando a hacer cualquier cambio que sea necesario.

En conclusión, ya no hay duda de que nos encontramos en un punto de inflexión, donde solo las empresas y organizaciones que sean capaces de apostar por la transformación digital de la mano de la nube híbrida y las nuevas infraestructuras digitales inteligentes serán capaces de mantener su ventaja competitiva y hacer crecer sus negocios.