Las aplicaciones son ‘el alma’ de las empresas. Desde el punto de vista del usuario, una buena experiencia con las aplicaciones puede suponer retener o incrementar el número de clientes. Y desde el punto de vista corporativo, mayor agilidad a la hora de tomar decisiones o colaborar en equipo.

Durante la pandemia, la nube ha facilitado la continuidad de negocio. Gracias a los recursos disponibles en el cloud, las empresas han facilitado la colaboración de los equipos de trabajo -entre empleados y con clientes- y el acceso seguro a los datos corporativos con independencia de la ubicación.

En los próximos 3 años se crearán más de 500 millones de aplicaciones a escala global, todas para el mundo digital. La ‘nube’ resulta clave a la hora de facilitar el desarrollo de aplicaciones y su consumo masivo. Y supone un gran cambio en la manera de operar de las organizaciones. Pero, ¿cuáles son los principales retos para facilitar la adopción del cloud?

Agilidad, control y ‘confianza cero’

Al desplegar las aplicaciones en entornos de nube pública, las empresas han ganado en agilidad. No tienen que preocuparse de instalar o mantener la infraestructura. Y pueden centrarse en desarrollar únicamente la parte de negocio de la aplicación y obtener de terceros servicios como el almacenamiento de contenidos o los pagos con tarjeta.

Con este cambio, la nube se ha convertido en el nuevo Centro de Datos de las empresas, mientras Internet es la nueva red empresarial. Sin embargo, las organizaciones han perdido el control de las comunicaciones y de los servicios. Al depender de terceros y de una red sin garantías (Internet), las herramientas tradicionales ya no sirven para solucionar posibles incidencias en las comunicaciones o para garantizar el rendimiento de la aplicación.

Tener mayor visibilidad y control sobre toda la cadena involucrada en el uso de las aplicaciones es fundamental para garantizar una buena experiencia de usuario. Además, la nube difumina el perímetro de seguridad. Se requiere un nuevo modelo -conocido como Zero Trust– que por defecto no confíe en ningún usuario, en ninguna carga ni en ningún dispositivo hasta que no se compruebe su identidad y el cumplimento con las políticas.

Integrando redes, seguridad y operaciones

Los datos también están ampliamente distribuidos. Por tanto, otro de los retos consiste en redefinir la estrategia de conectividad con los Centros de Datos. Nuevas soluciones como SD-WAN facilitan una mejor conectividad con las aplicaciones cloud y una mejor integración con los proveedores de nube.

Tampoco tiene mucho sentido proporcionar la seguridad en un punto central si las aplicaciones están dispersas en las nubes. Cada vez más, la seguridad -a nivel de protección DNS, protección Web, Firewall y filtro de contenidos– se gestiona desde soluciones en la nube. El reto consiste en unificar las estrategias de conectividad y seguridad para que la adopción de la nube sea más sencilla y segura.

Igualmente, las organizaciones seguirán combinando aplicaciones cloud nativas y aplicaciones ‘legacy’. Aunque los equipos de TI desplegarán de forma ágil ciertas aplicaciones usando contenedores, seguirán existiendo otras basadas en máquinas virtuales que hay que gestionar, y otras que desarrollar. Y aquellas organizaciones que opten por una solución híbrida entre la nube y sus Centros de Datos deberán adaptar su infraestructura de servidores. El gestionar de manera eficiente la computación, el almacenamiento, la red, las máquinas virtuales y los contenedores es algo fundamental para tener éxito en la adopción del cloud.

En definitiva, todas las empresas se encuentran de alguna u otra forma inmersas en este viaje a la nube, cada una con un ritmo distinto y para tener éxito en este viaje deben comprenderse los cambios que supone y los retos a superar.

 

 

Sergio Guijarro, Arquitecto de Sistemas en Cisco España y miembro Grupo Telecomunicaciones de Autelsi.