Es recomendable que cuando un CEO reflexione sobre qué medidas adoptar en su empresa no ya para crecer, sino para seguir existiendo y ser relevantes en los siguientes 10 años, empiece con un análisis de lo que le ha traído hasta aquí. Me refiero a lo que hizo o las medidas que adoptó para responder a los “cisnes negros” que se le fueron presentando a lo largo de su carrera.

Solo en el siglo XXI recordaremos la crisis de las .com del año 2000; la crisis financiera global de 2008; la brusca caída de los precios del petróleo entre 2015 y 2016 que llevó a un ajuste de la producción en el cártel de la OPEP cuyas consecuencias sufrimos ahora y recientemente el shock de demanda resultante de las medidas tomadas a nivel mundial para controlar la pandemia del COVID19 que ha provocado a su vez un shock en la oferta, una crisis global de suministros y alta inflación. Por si esto fuera poco, estamos ahora inmersos en una guerra en Europa entre Rusia y Ucrania que ha acabado por desestabilizar la economía mundial provocando una severa crisis de materias primas y añadiendo más presión a las tensiones inflacionistas que ya empezaban a emerger.

A todo esto, tenemos que añadir otros factores desestabilizadores micro entre los que destaca la creciente competencia que experimentan las empresas ante nuevos entrantes con modelos de negocio disruptivos facilitados por la tecnología y que ponen en serios aprietos a negocios consolidados.

Lamentablemente y con toda certeza, los “cisnes negros” van a seguir apareciendo inesperadamente y con una regularidad inquietante y tenemos que estar preparados. En este contexto, a nuestros CEOs no les queda otro remedio que continuar respondiendo como lo han venido haciendo, impulsando iniciativas para blindar a sus empresas y con innovación para adaptarse con rapidez y sobrevivir.

¿Pero cómo deben de ser estas respuestas?

Obviamente no existen soluciones simples. Hay que tomar decisiones, anticiparse y estar preparados desde muchos ámbitos. Empezando por la cadena de suministro, pasando por las áreas financiera, recursos humanos, ventas y marketing… sin olvidar los aspectos estratégicos ideando nuevos modelos de negocio

¿Y qué rol juegan las aplicaciones y la tecnología?

Si hay algo en lo que tenemos que estar de acuerdo es que la tecnología ha sido y es, una de las fuentes más importantes a la hora de lograr ventajas competitivas sostenibles porque está íntimamente ligada a la innovación, que es al final el tema central de este artículo. Es la innovación, entendida en el amplio sentido de la palabra, la que en última instancia permite adaptarnos, crecer y conquistar nuestras metas

En cuanto a las aplicaciones, no son nada más, pero nada menos que la expresión de esta innovación materializada en procesos informáticos que hace posible operar los modelos de negocio resultantes de la creatividad emprendedora.

Sin ánimo de simplificar ni dar recetas mágicas, la capacidad de innovar es directamente proporcional a nuestra agilidad para experimentar ideas y realimentar los resultados. En este sentido, las aplicaciones y las TIC pueden ser aliadas o enemigas. Si queremos que la rueda de la innovación gire con velocidad, hay que transformar nuestras aplicaciones y nuestras TIC para que sean capaces de facilitar y no de obstaculizar, algo que lamentablemente ocurre con frecuencia.

Pero…. ¿eso cómo se hace?

En el contexto en el que estamos, agilidad es sinónimo de: Arquitecturas de aplicación modulares, ciclos de despliegue más rápidos, automatización, infraestructuras flexibles y escalables y una organización compuesta de equipos multidisciplinares de reducido tamaño o “Squads”.

Modular significa, que se compone de unidades más pequeñas, con alcance limitado, lo que permite dividir un problema en partes para facilitar su entendimiento y disminuir el riesgo. Los ciclos de despliegue rápidos se consiguen gracias a la automatización y a que las arquitecturas de aplicación modulares permiten actuar sobre uno de los elementos del conjunto sin afectar al todo. Las infraestructuras flexibles y escalables nos las proporcionan las Clouds hiperescalares; los squads contribuyen porque están formados por un número reducido de expertos de distintas áreas que se hacen responsable de uno o varios módulos o subdominios y a los que es más fácil poner de acuerdo.

El resultado de una buena combinación de estos elementos es la mejora rápida y continua de nuestros sistemas, arquitecturas y aplicaciones que es sinónimo de agilidad.

Al final, de lo que se trata es de colocar a las aplicaciones en el centro nuestras TIC y hacer que todo trabaje a favor de facilitar la innovación a través las aplicaciones.

¿Y cuál es la receta para que las aplicaciones trabajen para nosotros?

Hay varios aspectos que en nuestra opinión debe ser impulsados para conseguir este objetivo.

  1. Romper el monolito
    Cuando construimos aplicaciones modernas nativas Cloud lo primero que hacemos es desterrar las arquitecturas monolíticas que nos han acompañado hasta ahora, para adoptar arquitectura basadas en microservicios.
  2. Adoptar “Domain Driven Design”
    Domain Driven Design no es otra cosa que una metodología que facilita el diseño de aplicaciones complejas y que está muy adaptada al modelado de aplicaciones basadas en arquitecturas de microservicios.
  3. Una aproximación Serverless First
    El concepto Serverless es fascinante. Se trata de llevar la abstracción de los recursos de cómputo, almacenamiento, redes y seguridad a la máxima expresión para prácticamente olvidarnos de ellos partiendo de la premisa de que los recursos no son un fin, son solo un medio. En resumen, dejemos que los hiperescalares se ocupen del continente y centremos esfuerzos en el contenido.
  4. DevOps
    DevOps es un marco de trabajo y una filosofía de evolución constante que promueve un mejor desarrollo de aplicaciones en menos tiempo y la rápida publicación de las nuevas funcionalidades. DevOps es una combinación de equipos multidisciplinares y automatización para la implantación de modelos de desarrollo “Agile”.
  5. Plataforma de desarrollo de aplicaciones modernas
    Una plataforma de desarrollo de aplicaciones modernas es una herramienta digital que proporciona un blueprint o framework de referencia para que todos los desarrolladores trabajen de manera uniforme, así como una serie de servicios transversales (Aceleradores de negocio, servicios de seguridad, automatización, servicios de acceso y presentación.) cuya misión es ayudar a los desarrolladores de lógica de negocio a construir mejores aplicaciones más rápidamente incrementando drásticamente su productividad.

Para terminar y como llamada a la acción, si después de leer este artículo no empezamos a dar pasos en el camino de la adopción de las arquitecturas de aplicaciones modernas nativas Cloud que los negocios necesitan para facilitar la innovación, no habremos logrado nuestro objetivo.

Jorge Pestaña Alliances and Cloud Business Development Director DXC Technology Iberia