Juan Parra Presidente DXC Technology, España y Portugal

Juan Parra
Presidente DXC Technology, España y Portugal


Recientemente estábamos analizando con uno de nuestros clientes un importante proyecto de transformación. A pesar de que los arquitectos evaluaban diferentes alternativas, no había forma de resolver el Business case con parámetros económicos rentables y el proyecto tenía un riesgo real de no poderse materializar… si no hubiese sido por el impacto en reducción de la huella de carbono que dicho proyecto aportaba.

Diferentes estudios cifran que el sector TIC, o de las tecnologías digitales, produce entre el 2% y el 6% de las emisiones de gases responsables del efecto invernadero. Pero más relevante, tal como cifra el World Economic Forum, es el hecho de que las tecnologías digitales pueden ayudar a reducir un 15% el total de emisiones. Veamos algunos ejemplos.

Hoy en día, nuestros estudios indican que la modernización de aplicaciones desde una infraestructura local a una configuración de nube o centro de proceso de datos híbrido promedian un 37% de ganancia en disminución de la huella de carbono.

Hoy en día, nuestros estudios indican que la modernización de aplicaciones desde una infraestructura local a una configuración de nube o centro de proceso de datos híbrido promedian un 37% de ganancia en disminución de la huella de carbono. En los próximos años, uno de los factores críticos en la decisión de compra de computación en la nube, según los analistas de Gartner, será la disminución en la huella de carbono que aportarán los grandes proveedores hyperscalers. Los servicios de cloud pública ofrecen un gran potencial de ayuda a la sostenibilidad al centralizar las operaciones de TI en centros de proceso de datos altamente eficientes que pueden incluso disponer de recursos propios para la generación de energía renovable. Estos proveedores dispondrán de herramientas para el cálculo de dichos beneficios, de la misma forma que hoy disponen de herramientas para la optimización del gasto. De hecho, se espera que los grandes proveedores de servicios cloud sean neutros en carbono antes de 2030.

The Royal Society define el papel fundamental que tendrán las tecnologías de la información en la transición de la economía a partir del el control y capacidad de simular y optimizar el consumo de carbono, lanzando la iniciativa “Computing for net zero”. La combinación de big data, inteligencia artificial, internet de las cosas y en general las tecnologías digitales serán claves para el impulso de la innovación en el desarrollo de la sostenibilidad a partir del uso eficiente de los recursos en sectores tan variados como la agricultura, la transformación de la movilidad de personas y mercancías, o la creación de nuevos modelos de negocio basados en la economía circular que además reducirán el impacto sobre las materias primas. La transformación digital está siendo la clave para la disrupción en todas las industrias y debe ayudar también a capturar la oportunidad que supone la inversión en sostenibilidad.

Otras iniciativas que aparecen englobadas bajo el paraguas del Green IT son las relativas al reciclaje y aumento de la vida útil de los equipos, en particular de los equipos personales de productividad (teléfonos y portátiles). Dichos equipos, mediante tareas programadas de mantenimiento, pueden alargar su vida útil, y reducir el consumo de materias primas; pero también pueden ser diseñados de forma más modular facilitando su reparación y reduciendo su obsolescencia programada.

Algo está cambiando en las prioridades de nuestras empresas cuando la sostenibilidad ya ocupa un lugar destacado en sus estrategias corporativas

Algo está cambiando en las prioridades de nuestras empresas cuando la sostenibilidad ya ocupa un lugar destacado en sus estrategias corporativas. Mas allá de lo que podríamos calificar como una tendencia, la sostenibilidad (o ESG por sus siglas en inglés) conforma ahora una parte importante de las agendas de directores generales, inversores y miembros del comité de administración. En los últimos meses se suceden los compromisos de las empresas en favor de reducir su impacto en el medioambiente, y bien podemos decir que las expectativas de la sociedad sobre la actividad empresarial han cambiado más en los últimos dos años que en los anteriores veinte.

Sostenibilidad y ESG son elementos que se han convertido en claves, pero representan un reto muy complejo. Capturar toda la información relevante sobre la cadena de suministro y operaciones es simplemente inmenso. Las diferentes regulaciones, taxonomías, y modelos de reporting difieren de forma que es muy difícil encontrar valores de referencia y la terminología que se usa tiene el peligro de hacernos caer en situaciones de greenwishing o, peor aún, de greenwashing. Es de esperar, pues, un aumento de la regulación y de la madurez del reporting, garantizando la trazabilidad, y su auditabilidad, de toda la cadena y los necesarios alicientes para fomentar su desarrollo.

Por tanto, no estamos ante una moda más, sino ante una responsabilidad de todas las empresas para construir un futuro mejor para nuestra sociedad y para cuidar de nuestro planeta donde nuestro sector tiene el deber y la capacidad de ayudar.