Si algo ha caracterizado y diferenciado a AUTELSI desde su creación en 1989 son sus Grupos de trabajo cuyo principal objetivo es el de servir de foro de encuentro entre los responsables y especialistas de los suministradores con los usuarios de equipos y servicios de telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, de cara al mejor intercambio y discusión de conocimientos de mutuo interés, tal y como reza los estatutos de la asociación y que desde un primer momento han constituido el buque insignia de la misma.

La diversidad de puntos de vista aportados por cada uno de los miembros supone una clara ventaja para todos aquellos que participan y se benefician del dialogo y análisis efectuado. Cuando se trata de dar respuesta a un problema el disponer de diferentes perspectivas acelera o adelanta futuros problemas y escenarios posibles, facilitando la toma de decisiones en base a argumentos más completos.

Y es que en cada interacción o reunión de los Grupos de trabajo se genera mucha más información y más valiosa de la que aportaría cada uno de los miembros de manera individual, lo cual es, sin duda, un buen argumento para apostar por ellos.

De esta manera se consiguen mejores resultados, ya que, al trabajar con equipos conformados por profesionales de diferentes disciplinas, la calidad del trabajo se ve incrementada, son trabajos efectuados por aportaciones reales de sus miembros que ponen en valor su experiencia profesional en el sector.

Los trabajos elaborados por los Grupos de trabajo sobre aquellos temas de mayor interés (en materia de Telecomunicaciones, Seguridad, Internacional, Regulación e ITDigital) y actualidad son un claro ejemplo de la excepcional oportunidad que supone participar en la Asociación.

Vivimos la que probablemente sea la mayor época de cambio de la historia de la humanidad. La crisis financiera de la segunda década de este siglo, la impotencia desatada por la pandemia del Covid-19, la violencia de la guerra en Ucrania, una inflación disparada que impacta en nuestra cotidianidad… Todo son señales de una gran transformación mundial. Dicha transformación irrumpe a lomos de una gran revolución tecnológica, la que trae consigo la digitalización y cuya punta de lanza en la actualidad es la repentina democratización de la inteligencia artificial. Esta revolución, que ha concentrado multitud de avances en una franja de tiempo muy inferior a las que ocuparon los saltos tecnológicos en el pasado, unida a acontecimientos recientes entre los que se encuentran los que acabamos de señalar, plantea un futuro plagado de incertidumbres. Son indudables las innumerables ventajas que esta velocidad innovadora trae consigo, pero no son menos los interrogantes que sugiere. Algunos de ellos ha sido tan solo incoados en la actualidad, pero hay otros cuyas amenazas ya están perfectamente definidas, como son la pérdida de privacidad, la desinformación o la ciberdelincuencia, entre otras.

Merece la pena detenerse un momento en la inteligencia artificial, por lo repentino de su aparición ante el gran público y por las infinitas posibilidades que ofrece. Quizá podamos incluso decir que se trata de una revolución en sí misma, y no solo como el último eslabón del proceso de digitalización. Realmente los algoritmos ya estaban ahí y no hay tanta novedad en las tecnologías subyacentes (las redes neuronales, etc.). Es decir, no hay una disrupción científica propiamente dicha. Lo que hay es una accesibilidad casi universal a dichas tecnologías que no existía antes, gracias a la liberación de costosísimos modelos, bien sea posibilitando interactuar directamente con ellos (como es el caso de Stable Difusion) para generar contenido “original” con tan solo escribir una sencilla orden (prompt), bien sea en forma de aplicaciones que permiten su explotación por terceros (del tipo de ChatGPT con su API disponible para cualquier desarrollador). Y todo ello en un contexto en el cual las capacidades de almacenamiento y de computación son aparentemente ilimitadas están a disposición de todo el mundo (la archiconocida cloud; he dicho “aparentemente” porque precisamente la adopción en masa de las aplicaciones basadas en inteligencia artificial va a poner a prueba nuestras actuales capacidades al menos de computación). Si se reflexiona unos instantes en lo que significa lo anterior, en el océano de posibilidades que plantea, se entiende mejor el cambio tan profundo que puede suponer, más profundo incluso de lo que fue la llegada de internet a finales del siglo pasado. Y acrecienta aún más si cabe los grandes desafíos a los que nos enfrentamos: sobre la soberanía individual y colectiva, los modelos económicos y sociales, la propiedad intelectual, el respeto a la dignidad y la privacidad de las personas, la identidad individual y colectiva. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que incluso nuestra concepción sobre lo que es verdadero y falso será puesta en tela de juicio en el momento en que estas aplicaciones estén plenamente incorporadas a nuestras vidas.

La tecnología ya está aquí y va a seguir rompiendo límites. Pero como acabamos de ver los interrogantes que plantea no son exclusiva ni mayoritariamente tecnológicos, y por ello desde AUTELSI vemos con claridad que es un momento clave para que el sector apueste por la colaboración y la asociación de intereses. Y es precisamente aquí donde AUTELSI tiene mucho que aportar, y es que desde su constitución ha apostado por la creación de equipos multidisciplinares que permiten aportar valor de forma transversal, permitiendo a través de sus Grupos de Trabajo realizar interacciones entre sus miembros, grandes empresas y líderes tecnológicos, de las empresas públicas y privadas, CCAA y organismos oficiales.

Verónica Fernández Digón Directora Asesoría Jurídica. Coordinadora de los Grupos de Trabajo AUTELSI