Cristina Sádaba IESE Business School. Sostenibilidad y digitalización

Cristina Sádaba
Directora Ejecutiva del Center for Public Leadership and Governance del IESE Business School


Según los indicadores demográficos básicos que publica el INE, la esperanza de vida al nacimiento de los hombres en España ronda los 80 años y la de las mujeres llega a los 85. Asimismo, la calidad de vida con la que llegamos a estas edades ha mejorado notablemente. Estos hechos, unidos a los continuos cambios que la transformación digital y la Inteligencia Artificial plantean, y a un mercado laboral exigente, hacen que el término life long Learning se haya incorporado a nuestro vocabulario.

Como su propio nombre indica, el life long Learning es el aprendizaje continuo, de por vida. Una filosofía o una actitud en la que la educación es un proceso a largo plazo y que abarca cualquier momento vital.

La formación tras la primera juventud y a lo largo de la carrera profesional es crucial no sólo para no perder competitividad, sino también para sentirse motivado y satisfecho con la vida profesional. El aprendizaje continuo es un paradigma para buscar de manera continua y de manera voluntaria conocimientos, ya sean profesionales o personales, y obtener una mente más abierta, más plástica hacia el cambio.

En las Escuelas de Negocios vemos como esta nueva realidad hace que aumente de manera notoria el número de directivos que, habiendo realizado un MBA o un Executive MBA, vuelven de manera recurrente a las aulas para seguir creciendo en el plano profesional, y personal; a través de Programas de Desarrollo Directivo o de Dirección General. Asimismo, se desdibuja el perfil de los participantes de programas formativos en el área Executive Education. La diversidad en edad, formación previa o experiencia dentro del aula es mucho más alta que hace apenas unos años. Las diferentes perspectivas de cada uno de los participantes enriquecen el debate en el aula, creándose un círculo virtuoso entre formación y experiencia.

Si tuviéramos que escoger temas formativos que los directivos consideran importantes para sus carreras, creo que nadie se sorprendería al decir que Sostenibilidad y Digitalización son de los temas más candentes en la agenda directiva, y por tanto de la formación executive en las Escuelas de Negocio.

La sostenibilidad y la digitalización son dos caras de la misma moneda, ya que hacen posible que las personas y las empresas trabajen, vivan y sean eficientes sin necesidad de una excesiva huella de carbono. Ambos conceptos forman un binomio indivisible a la hora de afrontar la estrategia de las compañías, la toma de decisiones, o la búsqueda de financiación. Lejos de resultar una moda, vemos como el mundo inversor presta especial atención a los criterios de Sostenibilidad y ESG (por sus siglas en ingles Enviromental, Social and Governance).

No obstante, McKinsey Quarterly destacaba hace pocos meses en su artículo “Does ESG really matter. And why?” algunos puntos críticos al enfoque de la sostenibilidad y la digitalización. Para la consultora, son conceptos que, al pretender implantarlos juntos en las organizaciones son demasiado amplios, tienen demasiados objetivos, y los múltiples sistemas de medición complican un seguimiento riguroso y eficaz.

Por otra parte, son temas relativamente nuevos donde los marcos regulatorios suelen ser todavía confusos. Por ejemplo, en el caso de Europa, el tema ambiental es competencia de la Comisión Europea; mientras que en el caso social, la parte “S”, las políticas sociales son competencia de cada uno de los Gobiernos de la UE.

En definitiva, vemos que estos nuevos paradigmas, la sostenibilidad y la digitalización, necesitan marcos referenciales sólidos, basados en un estudio académico de rigor y excelencia que distingan lo esencial y fundamental de lo que resulta pura tendencia. Es aquí donde las Escuelas de Negocio podemos jugar un papel fundamental. Los líderes de las organizaciones necesitan referencias y modelos conceptuales desde la investigación académica, que al mismo tiempo sean prácticos y resuelvan dilemas del día a día.

En gran medida, lo que vemos en el papel directivo es que, dada la rapidez con la que acontecen los cambios -los conceptos que hoy parecen cruciales pueden quedar desfasados en poco tiempo-, la formación debe ser una escuela donde, por una parte, se trabaje la actualización de los conceptos, pero, sobre todo, por otra, haya un entrenamiento continuo en habilidades para afrontar dichos cambios.

Al final del día, la transformación digital o los aspectos ESG en una organización son complejos porque afectan a las personas que las conforman, a los modos de trabajar, a los incentivos y a los estímulos. Los líderes actuales necesitan entender estos cambios de paradigma lidiando con la transformación de sus equipos. Así, de lo que estamos hablando es de una formación continua en gestión del cambio, implantación de nuevas estrategias, desarrollo del talento, adaptabilidad a una nueva cultura organizativa etc…

Muchas veces esto supondrá estrategias de recapacitación; bien en reskilling, volviendo a capacitar a los equipos para adaptarlos a nuevos puestos, o en upskilling, para optimizar su desempeño.

Lo que indudablemente resulta fundamental para cualquier organización es la formación en los equipos directivos para poder acometer los cambios desde una toma de decisiones ágil, y alineada a estrategia y objetivos.

Los líderes de las organizaciones tienen que entender que el éxito de la transformación en la que estamos sumergidos no consiste tanto en introducir nuevas tecnologías, o en adoptar nuevos criterios medioambientales, sino en estar preparado para el cambio constante que supone para el negocio la Inteligencia Artificial o los retos medioambientales y sociales.

Esta adaptación al cambio desde el rigor intelectual y la practicidad es la propuesta de valor que las Escuelas de Negocio podemos ofrecer a la sociedad, acompañando a los profesionales en el viaje vital del conocimiento.