Pablo García Director de Agenda Digital de Extremadura nos ofrece su visión sobre las alternativas para el mundo rural

Pablo García Rodríguez
Director general de Agenda Digital JUNTA DE EXTREMADURA


La Junta de Extremadura está dispuesta a llevar a cabo todos los esfuerzos que sean precisos para defender su mundo rural. Ha sido desde siempre uno de los componentes esenciales de nuestra identidad. Incluso en los años cincuenta y sesenta en los que padecimos como nadie en este país otro fenómeno devastador como el de la emigración, los pueblos extremeños fueron capaces de organizarse social y económicamente para mantener viva la esperanza en un futuro mejor. Pero de aquello no cabe duda que Extremadura salió muy mal parada. Fuimos capaces de mantener la esperanza, pero perdimos una parte importante de la población. Aún hoy se considera que, de todos los extremeños, la mitad vive fuera de la región. El caso es que no estamos dispuestos a que ese tipo de dramas se repita, ni mucho menos con aquella intensidad. Así que nos estamos organizando entre todos, tanto desde el ámbito público como el privado, para hacer frente a ese otro problema también acuciante como es el de la despoblación.

La Feria Tecnológica del Mundo Rural, iRural 2022, a la que recientemente pusimos un broche de oro gracias al interés que fue capaz de concitar, hay que entenderla desde esa óptica. Queríamos destacar que el mundo ha cambiado mucho gracias a la tecnología y que ya no es preciso marcharse de los pueblos para emprender o fraguar un proyecto personal de vida sin renunciar al mismo nivel de bienestar que pueden disfrutar quienes viven en los grandes entornos urbanos. Es más, quisimos subrayar que los pueblos ofrecen hoy por hoy interesantes incentivos para promover, no ya la vuelta de los que se marcharon, sino para atraer a ese amplio sector de la población urbana que busca alternativas de las que vivir y para vivir. Se ha puesto de manifiesto durante el desarrollo de los diferentes eventos que articulaban el programa de la feria. Las áreas rurales no solo ofertan calidad de vida, cercanía, tranquilidad, o vivienda a precios humanamente asumibles, sino que ahora, además, tienen acceso de manera generalizada a las grandes redes de telecomunicaciones de nueva generación por fibra óptica que permiten asomarse a cada rincón del mundo y participar en proyectos de nueva economía, en los que ya no es imprescindible ni disponer de buenos locales en el centro de las grandes ciudades para triunfar, ni tampoco sufrir los conocidos inconvenientes que supone acudir cada día a centros presenciales de trabajo en esos centros urbanos.

El diseño y contenidos que iRural adoptó tenía, precisamente, como uno de sus grandes propósitos concienciar y tratar de convencer de que las áreas rurales pueden acoger cualquier proyecto empresarial de éxito porque esas redes de telecomunicaciones de gran capacidad a las que se tiene acceso y las nuevas tecnologías disruptivas lo hacen posible. Pero uno de los aspectos más interesantes que se ha puesto de manifiesto durante todo el proceso de concreción de lo que debía ser la feria, es el consenso logrado entorno a esos objetivos, o entorno a esa escala de prioridades entendidas como recursos desde los que promover el mundo rural y frenar de manera efectiva los procesos de despoblación que padece. Los suscribe la organización, la Junta de Extremadura y el Gobierno de Castilla-La Mancha, y los suscriben la totalidad de los promotores del evento, entre los que se encuentran las principales operadoras de telecomunicaciones que prestan servicio en este territorio: Telefónica, Orange, Asteo y Oeste Digital. Todos ellos mostraron desde sus respectivos stands durante el desarrollo de la feria su oferta para la prestación de servicios de nueva generación en ese entorno rural cuyas posibilidades de desarrollo ya empiezan a verse de otra manera, aunque desde luego entendemos que precisa aún de muchos esfuerzos en todos los sentidos para que esa incipiente percepción como un mundo lleno de posibilidades finalmente se consolide.

La Feria Tecnológica del Mundo Rural, con cincuenta empresas participantes y casi medio millar de inscritos en las diferentes actividades organizadas, no cabe duda que supuso un paso adelante en la construcción de alternativas para los pueblos de Extremadura que aseguren su supervivencia y desarrollo, aunque haya que redefinir su papel como espacios económicos. Se trataba de concienciar, de mostrar modelos de éxito que puedan replicar los agentes de desarrollo que trabajan sobre el terreno, incluso de formar a quienes deben tomar las riendas de las acciones concretas que se habrán de suceder, probablemente durante décadas, para hacer frente a un fenómeno de características tan complejas como el que abordamos. Es la concreción más reciente de las políticas que llevamos a cabo desde la Junta de Extremadura en este ámbito pero, desde luego, no es la única que hemos implementado a la largo de estos últimos años.

Acabamos de cerrar, por ejemplo, la tercera convocatoria de ayudas con las que promover el comercio electrónico y las TIC destinada a prestar apoyo a las pymes y los autónomos para que pongan en marcha tiendas on line, mejoren su imagen de empresa en Internet, o preparen el desembarco en nuevos mercados a través de campañas de márketing digital. Se les proponía, en definitiva, que afrontasen con el apoyo de la administración regional otra forma de hacer empresa a través de las tecnologías digitales. Y fue tan bien la convocatoria que debimos incrementar hasta los tres millones de euros su dotación presupuestaria, que estaba prevista inicialmente en dos millones. Son datos que indican que ese cambio de tendencia que buscábamos se está produciendo y que animan a seguir por ese camino.

En mayo también publicamos la segunda convocatoria de ayudas destinadas a entidades locales de menos de 20.000 habitantes para el desarrollo de pueblos inteligentes en la región, que contará durante los años 2022 y 2023 con una dotación presupuestaria de cuatro millones de euros. Se trataba en esta ocasión de facilitar a los pueblos el acceso a tecnologías capaces de mejorar la eficiencia y calidad de los servicios públicos que presta y ahondar de esta manera en los objetivos marcados en la convocatoria de este tipo de ayudas aprobadas por primera vez en 2020. En aquella ocasión se pretendía promover específicamente el turismo y la movilidad turística inteligente, mientras que ahora se amplía el objetivo a la promoción de un conjunto mucho más amplio de servicios que puedan recurrir a las TIC para ganar en eficiencia e inmediatez.

El objetivo una vez más se centra en contribuir a la cohesión social y territorial de Extremadura a través de una mejora en la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos; el fomento de la administración inteligente y la participación ciudadana; la eficiencia energética y el medioambiente urbano; los sistemas de monitorización ambiental y la economía circular. Es así, a través de este tipo de medidas concretas, como entendemos que debe atajarse el problema de la pérdida de población y talento que han acusado durante mucho tiempo los pueblos en favor de las áreas urbanas.

Otra de estas iniciativas que rema a favor de los intereses de las áreas rurales de Extremadura es el Digital Innovation Hub (DIH) que, por cierto, ha sido elegido recientemente por la Comisión Europea como centro de innovación de referencia para la digitalización de las pymes que, además, contará con un presupuesto inicial importante, más de 4.200.000 euros para los próximos tres años.

El DIH recoge un completo conjunto de servicios a través de los que abordar pruebas y experimentos, servicios de formación, apoyo a la búsqueda de financiación y ecosistemas y redes de innovación que son fundamentales para competir en un mundo hiperconectado y un modelo de economía globalizada como el actual.

La Junta de Extremadura también afronta ese problema invirtiendo en infraestructuras. Desde 2015 se han invertido 9.450.000 euros en programas de despliegue de redes locales de fibra óptica en ayuntamientos, mancomunidades de municipios y entidades locales menores de la región que, en total, han permitido conectar a través de 550 kilómetros de cabe de fibra, hasta 1645 sedes municipales dispersas por el casco urbano de las entidades locales beneficiarias, además de otras 383 sedes de la administración regional.

Pero quiero destacar que siempre han sido los ayuntamientos más pequeños los que han tenido una atención preferente porque son los que menos recursos disponen para invertir en la infraestructura tecnológica que les permita competir con las ciudades. En este sentido cabe subrayar como dato muy reciente que la Junta de Extremadura financiará el despliegue de redes locales de fibra óptica en 79 ayuntamientos extremeños con menos de 600 habitantes, que han supuesto una inversión de 1.160.000 euros.

La convocatoria estaba dotada con un millón de euros, que se incrementó posteriormente hasta esa cantidad para que ninguno de los ayuntamientos solicitantes quedase excluido de la convocatoria por insuficiencia presupuestaria.

Esas son las políticas que lleva a cabo la Junta de Extremadura para atajar la despoblación de nuestros pueblos y para que se desarrollen social y económicamente.

Es un problema que nos preocupa a todos, pero especialmente a los que viven en los pueblos, y es importante que se sientan comprendidos y acompañados tanto desde las instituciones como desde las empresas.