Con el objetivo de analizar la creciente relación entre ética e inteligencia artificial y su impacto en las personas y las empresas, Fundación SERES y Mutualidad de la Abogacía acaban de presentar un informe sobre esta temática. La publicación indica que la adopción y el uso de la inteligencia artificial siguen creciendo en las empresas. En España un 8% de las compañías emplea la tecnología, cifra que asciende al 33% en el caso de las grandes corporaciones. La utilizan para mejorar la calidad, innovar en modelos de negocio o impulsar las ventas y la relación con el cliente.

En el sector de los seguros la inteligencia artificial presenta una rápida adopción y se aplica, sobre todo, a áreas del negocio como ventas y distribución, suscripciones, precios y gestión de riesgos y operaciones. De cara al futuro, el uso masivo de la tecnología en el sector permitirá una atención más ágil, la implementación de productos innovadores y flexibles y un mayor nivel de fidelización de los clientes.

Con el creciente uso de la tecnología surge la preocupación por los aspectos éticos. Diferentes grupos de interés y los consumidores empiezan a exigir a las empresas el uso de la inteligencia artificial de forma ética, mientras que para muchos directivos es imprescindible incorporarla ya en sus estrategias.

La ética de la inteligencia artificial debe estar presente en todas las etapas de su cadena de valor. Por ello cobran importancia los algoritmos transparentes y comprensibles, la forma de aprender y de actuar de la inteligencia artificial para evitar sesgos, la atribución de la responsabilidad en el uso y la toma de decisiones o el control de la privacidad y de los datos.

El informe concluye con 10 recomendaciones sobre el uso ético de la inteligencia artificial. Parte de ellas tiene que ver con la mejora que se consigue del conocimiento en toda la organización, incluyendo directivos, respecto al impacto de la tecnología y también con la promoción del uso ético y el fomento de una cultura digital que lo facilite.

Otra recomendación es que las empresas establezcan principios rectores que guíen sus decisiones. Además, deben seguir el desarrollo ético de las aplicaciones desde su diseño y, siempre que sea posible, crear un Comité de Ética multidisciplinar. Finalmente, el informe recomienda alinear la tecnología con la estrategia y las necesidades de los clientes, seguir su evolución tecnológica y legislativa y crear canales internos de evaluación.

La meta es que el uso ético de la inteligencia artificial en las empresas se aplique en el día a día de la gestión y la ejecución. Y sobre todo la búsqueda de un impacto social positivo de la tecnología que mejore la vida de las personas, al mismo tiempo que genere rentabilidad para las compañías.

Beatriz Acevedo, Responsable de Sostenibilidad Grupo Mutualidad Abogacía; Cristina Aliaga, Directora del Departamento de Empresas de Fundación SERES; José Miguel Roca, EditorInformeTICplus.comy miembros del Grupo de Trabajo IT Digital de AUTELSI