Existen muchas formas de tomar decisiones, unas las tomamos por acatamiento, obligados por alguien o por algo, otras al azar, que sea lo que Dios Quiera, otras por costumbre, repetimos las decisiones que ya tomamos previamente, algunas por intuición, y algunas, sólo algunas procuramos tomarlas basándonos en criterios lo más científicos posibles. ¿Cómo se usan los datos en el sector público?

No seré yo quien niegue que la intuición tiene un valor extraordinario porque muchas veces incorpora bajo ese sello muchas experiencias anteriores, mucho conocimiento oculto que nos hace acertar en decisiones tomadas bajo ese paraguas, pero lo cierto es que el uso apropiado de criterios objetivos, de análisis de datos, de opciones de alternativas nos hacen acertar más en la toma de decisiones.

Llevo más de 20 años trabajando con el Sector Público y me sigue sorprendiendo la escasa utilización de los datos en la toma de decisiones. Aunque la tecnología ya nos permite recopilar, analizar, depurar y estructurar millones de datos que nos ayuden en la toma de decisiones muchas decisiones se sigan tomando de forma acientífica.

Tenemos una enorme capacidad hoy en día para analizar datos antes de tomar la decisión, datos objetivos, pero también datos sobre la opinión de los ciudadanos, de los vecinos sobre tal o cual política pero rara vez lo utilizamos.

También tenemos la oportunidad de analizar si las decisiones que se tomaron están teniendo los resultados que se esperaban. Es lo que llamamos monitorización de políticas públicas.

¿Sirvió apropiadamente las iniciativas llevadas a cabo por tal Ministerio o Secretaría de estado hace 5 años? Ese plan de digitalización, de apoyo al comercio, de mejora de la formación, de promoción de la igualdad de género tuvo los resultados esperados?.

¿Hay lecciones que podamos aprender para mejorar esos resultados en próximas ocasiones?

El uso de los datos en el sector privado es muy muy diferente. Recuerdo trabajar con una gran cadena de moda con sede en Barcelona. En sus estrategias de apertura de tiendas físicas o de nuevos diseños de estrategias online analizaban miles, millones de datos, donde situarla, que tipo de potenciar cliente pasaba por allí, a quien dirigían sus campañas.

Una vez tomaban la decisión seguían analizando porque la rentabilidad es algo con lo que no se juega. Así si las cosas no iban como se esperaba se podían tomar medidas paliativas, medidas correctoras o incluso desinvertir lo invertido.

En el sector público aun falta mucho por avanzar en esta área. A la hora de abrir un polideportivo, construir un auditorio, peatonalizar una calle, crear un nuevo sistema de transporte o lanzar un programa de ayudas o incentivos convendría no basarnos solo en intuiciones sino utilizar todo el potencial que nos dan los datos.

Porque la rentabilidad de la acción publica es diferente a la del sector privado, no es solo económica, pero no por eso es menor importante. La acción pública tiene unos objetivos muy importantes que cubrir porque nos afectan a todos como sociedad. Tenemos que asegurarnos el ser eficientes en la toma de decisiones y en la implementación de las acciones. En el uso de los datos aún tenemos mucho que avanzar.

Leonard Pera, CEO de Open-Ideas y Presidente Grupo Internacional Autelsi.